Maestros del tiempo
Con sus jarrones y tazas, Una desafía a la cerámica tradicional y se la lleva a su terreno pictórico y artístico
Por Lorena Papí
La cerámica es un arte milenario destinado a ser eterno, porque admite continuas revisiones. Como la de Una. Esta joven firma es el resultado de la experimentación de la valenciana Elena López, inmersa en una continua búsqueda de nuevas formas de expresión artística.
Elena llegó a este oficio desde la pintura —ilustraciones, cuadros, intervenciones en escaparates y muros que firma como Una Mesa— y encontró en tazas y jarrones “un nuevo soporte pictórico”; en el gres, un material con infinitas posibilidades.
Es un divertimento. Una forma de disfrute sin pretensiones, dejándose llevar por ese sexto sentido que es el tiempo, tan reivindicado por Cervezas Alhambra como la forma de llegar a apreciar el trabajo bien hecho, en cada detalle.
Es un nuevo camino artístico que le ha conducido a un mundo de infinitas pero únicas formas.
El origen de Una: la cerámica como forma de expresión
“Mi idea no era vender ni crear una marca. Era algo mío, para aprender y disfrutar”. Y se convirtió en algo “terapéutico”, que le permite centrarse en el aquí y el ahora: crear, solo por el deleite de darle forma a sus ideas, a base de cerámica gres.
Así resume Elena su entrada hace poco más de año y medio en el mundo de la cerámica. Un arte con siglos de tradición que en Valencia está renaciendo. Son muchos los artistas que se dedican a investigar con estos materiales tan versátiles (el barro, la arcilla, el gres), dando así continuidad a la larga historia de la cerámica en la región.
Durante su formación en Bellas Artes (un periplo entre Valencia, Oporto y Barcelona) y en la carrera profesional que ha ido desarrollando, Elena nunca se había acercado a este material.
Pero las ganas estaban presentes. Tras formarse en el taller de cerámica Cuit, y con unos meses en casa (por todos compartidos) con tiempo por delante para probar, ensayar, equivocarse y aprender, empezaron a surgir las primeras piezas.
Y los primeros encargos; al principio, de conocidos. Hasta que creó su web y se dio a conocer. Sin pretenderlo, había nacido Una, la marca con la que separa su trabajo con la cerámica de su actividad pictórica (Una Mesa). La ceramista de la pintora. Aunque ambas facetas tengan un mismo origen.
Su formación artística aporta un gran bagaje a su cerámica, a nivel conceptual y de referentes. Un poso que se deja notar en sus piezas, que no son sino lienzos en blanco en sus manos.
Obras con las que homenajea a quienes admira: desde un evidente Miró —presente en su paleta de colores y en la combinación de formas en ilustraciones— hasta las mujeres olvidadas del expresionismo abstracto. Las coetáneas de artistas como Pollock y de las que nunca le hablaron en sus clases de historia del arte, como Joan Mitchell y Perle Fine.
De formas y posibilidades infinitas: así son las piezas de Una
De la cerámica aprecia su practicidad y su sostenibilidad. Y su esencia. “Me gusta jugar entre esos límites entre lo funcional y lo artístico”, admite.
Le permite explorar los límites entre ambos mundos. Tender puentes entre su alma de artista y el soporte sobre el que la vuelca: objetos utilitarios y resistentes, en los que el arte siempre esté presente.
Todo parte de una plancha; es la técnica que usa para recortar sus patrones y trabajar con el gres, sobre moldes (de escayola o de poliespán), que le permiten crear esferas casi perfectas. Sobre la pieza en crudo ya seca, vuelca su genio pictórico. “Pinto antes de pasar la pieza por el horno, porque aprovecho el mood creativo del momento”.
El bizcochado (cocción en horno de baja temperatura) y el esmaltado completan la parte más técnica de su trabajo.
El resultado: formas singulares que la definen como la ceramista que no cree ser (por su corta experiencia) pero que se manifiesta abiertamente en sus originales y bellas obras.
El resultado de crear/sin/prisa
“Trabajar despacio y disfrutar del proceso”. Así define Elena su filosofía de trabajo. Por eso, el resultado son piezas que la incluyen en ese granado grupo de talentos emergentes a los que Cervezas Alhambra admira por su mirada única.
La obra de Elena es un referente perfecto de esa idea que, desde la plataforma crear/sin/prisa, promueve la firma cervecera.
Es un esfuerzo el de Cervezas Alhambra por reconocer el talento de nuevos artistas y su capacidad para aportar una mirada vanguardista, al tiempo que mantienen un proceso de producción artesanal: respetando la tradición, mimando cada fase.
“Me parece muy importante y bonito que se recupere la tradición”, explica Elena. “Une a diferentes generaciones y permite compartir sabiduría y conocimientos”.
Cuando trabaja, Elena extiende el tiempo, como extiende el gres sobre la plancha. Modela horas, no solo tazas y boles, que produce a mano, sin torno. Por eso, cada pieza es perfectamente única e imperfectamente precisa: “No hay ninguna igual a otra”.
Sus trabajos pueden adquirirse en su web y en algunas tiendas físicas: en Valencia, en Sebastian Melmoth e Hinojo y en Barcelona, en la galería Miscelánea.
Jarrones
Son su pieza favorita. La que le da alas a su creatividad y le permiten “jugar con el equilibrio”. A veces trabaja con bocetos. Pero la mayoría de sus piezas son el resultado de un proceso creativo libre, en el que la obra casi se va haciendo sola: son sus ideas modelándose.
Tazas
Las tazas siempre son tubulares. Pero hay más elementos con los que trabajar: Elena convierte el asa en un comodín artístico. Interviene sobre ella para darle a la pieza su carácter. Pero también une sinergias con artistas como el tatuador e ilustrador Gato Hansen, para crear auténticas obras de arte. Y funcionales.
Boles
“Mi paleta de color es un poco más diferente aquí en Valencia. Aquí se llevan los tonos pastel, pero a mí me atrae visual y estéticamente combinar los tres colores primarios. Es el origen del color”. Así explica Elena esas reminiscencias de Miró en sus boles.
Pendientes
Los pendientes ‘Marte’ son producto de esa fase de investigación en la que Elena estaba inmersa en sus primeros meses cara a cara con el gres.
Pese a su corta experiencia con la cerámica, ha demostrado ser prolífica. Le gusta saltar de una idea y de otra. Obsesionarse, para luego cambiar de tercio. Admitir nuevos proyectos que le sacan de su zona de confort. Como la creación de unas lámparas que ha diseñado para una cadena de apartahoteles de Valencia.
Pero sin abandonar ninguna de sus pasiones: la pintura, la cerámica y la educación artística, que imparte a estudiantes de secundaria con el objetivo de que se descubran a través del arte. Como ella se descubre en cada pieza.
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