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ANDRESGALLARDO: los maestros joyeros que rescataron el lado más ‘fashionista’ de la porcelana

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Andrés Gallardo y Marina Casal regentan el estudio ANDRESGALLARDO. El que comenzó como un proyecto personal de aires ‘craft’ se ha convertido en una de las firmas de joyería más aplaudidas. ¿Su clave? Un equilibrio entre moda y artesanía con un claro protagonista: la porcelana.

Por Esther Morales

No hay mayor virtud para unas manos que dominar el arte de la delicadeza. La llamamos arte porque en ella se encuentra el origen y el resultado de una tradición milenaria como la porcelana. La más sofisticada de las cerámicas y el más exótico de los talentos dinásticos chinos.


Pocos pudieron comprender, en tiempos de Marco Polo, que detrás de su formulación había un ingrediente fundamental: el tiempo. El mismo que llevó a Andrés Gallardo a interesarse por el atractivo de la porcelana en un proyecto personal repleto de curiosidad. Una iniciativa de espíritu craft, que llevaba al creador a recolectar trozos de figuras de porcelana, como manos de muñecas, asas de tazas y fragmentos de jarrones, con el fin de convertirlos en collares.


Una andadura que comienza en 2011 y a la que se unió Marina Casal para conformar la firma de joyería ANDRESGALLARDO, a caballo entre el mundo de la artesanía y la moda. Sus diseños rezuman una inspiración que les motivó -sin prisa- a reconstruir, reinventar y crear, para dar una segunda vida a pequeños fragmentos de arte destinados al olvido.


Teníamos la necesidad de salir del bucle en el que estábamos y de volver a tener el control sobre el proceso. Es decir, aprender y ser parte de la creación, no solo del diseño”, explica Casal. Una premisa con la que estos dos Maestros del Tiempo han sabido marcar la diferencia, reinterpretar un legado milenario como el de la porcelana y ofrecer obras únicas cargadas de delicadeza.

<p>No hay mayor virtud para unas manos que dominar <strong>el arte de la delicadeza</strong>. La llamamos arte porque en ella se encuentra el origen y el resultado de una tradición milenaria como <strong>la porcelana</strong>. La más sofisticada de las cerámicas y el más exótico de los talentos dinásticos chinos.</p>

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<p>Pocos pudieron comprender, en tiempos de Marco Polo, que detrás de su formulación había un ingrediente fundamental: <strong>el tiempo</strong>. El mismo que llevó a <strong>Andrés Gallardo</strong> a interesarse por el atractivo de la porcelana en un proyecto personal repleto de curiosidad. Una iniciativa de espíritu <em>craft</em>, que llevaba al creador a <strong>recolectar trozos de figuras de porcelana</strong>, como manos de muñecas, asas de tazas y fragmentos de jarrones, con el fin de convertirlos en collares.</p>

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<p>Una andadura que comienza en 2011 y a la que se unió <strong>Marina Casal</strong> para conformar la firma de joyería <a href="https://andresgallardo.com/" rel="noopener noreferrer" target="_blank"><strong>ANDRESGALLARDO</strong></a>, a caballo entre el mundo de la artesanía y la moda. Sus diseños rezuman una inspiración que les motivó <strong>-sin prisa-</strong> a reconstruir, reinventar y crear, para dar una segunda vida a pequeños fragmentos de arte destinados al olvido.</p>

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<p>“<em>Teníamos la necesidad de salir del bucle en el que estábamos y de volver a tener el control sobre el proceso. Es decir, aprender y ser parte de la creación, no solo del diseño</em>”, explica Casal. Una premisa con la que estos dos <a href="https://www.alhambra.dev.es3digital.com/es/maestros-del-tiempo" rel="noopener noreferrer" target="_blank"><strong><em>Maestros del Tiempo</em></strong></a> han sabido marcar la diferencia, reinterpretar un legado milenario como el de la porcelana y ofrecer obras únicas cargadas de delicadeza.</p> <p>No hay mayor virtud para unas manos que dominar <strong>el arte de la delicadeza</strong>. La llamamos arte porque en ella se encuentra el origen y el resultado de una tradición milenaria como <strong>la porcelana</strong>. La más sofisticada de las cerámicas y el más exótico de los talentos dinásticos chinos.</p>

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<p>Pocos pudieron comprender, en tiempos de Marco Polo, que detrás de su formulación había un ingrediente fundamental: <strong>el tiempo</strong>. El mismo que llevó a <strong>Andrés Gallardo</strong> a interesarse por el atractivo de la porcelana en un proyecto personal repleto de curiosidad. Una iniciativa de espíritu <em>craft</em>, que llevaba al creador a <strong>recolectar trozos de figuras de porcelana</strong>, como manos de muñecas, asas de tazas y fragmentos de jarrones, con el fin de convertirlos en collares.</p>

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<p>Una andadura que comienza en 2011 y a la que se unió <strong>Marina Casal</strong> para conformar la firma de joyería <a href="https://andresgallardo.com/" rel="noopener noreferrer" target="_blank"><strong>ANDRESGALLARDO</strong></a>, a caballo entre el mundo de la artesanía y la moda. Sus diseños rezuman una inspiración que les motivó <strong>-sin prisa-</strong> a reconstruir, reinventar y crear, para dar una segunda vida a pequeños fragmentos de arte destinados al olvido.</p>

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<p>“<em>Teníamos la necesidad de salir del bucle en el que estábamos y de volver a tener el control sobre el proceso. Es decir, aprender y ser parte de la creación, no solo del diseño</em>”, explica Casal. Una premisa con la que estos dos <a href="https://www.alhambra.dev.es3digital.com/es/maestros-del-tiempo" rel="noopener noreferrer" target="_blank"><strong><em>Maestros del Tiempo</em></strong></a> han sabido marcar la diferencia, reinterpretar un legado milenario como el de la porcelana y ofrecer obras únicas cargadas de delicadeza.</p>

De la moda al proceso artesano

La historia de ANDRESGALLARDO está repleta de casualidades (y causalidades). Cuenta Marina Casal que ambos ejercían como diseñadores en compañías de moda durante los años de la crisis de comienzos de siglo. “Solíamos trabajar en empresas en las que hacíamos un diseño, elaborábamos una ficha y la mandábamos al otro lado del mundo. No conocíamos a las personas que hacían lo que diseñábamos y, en general, sentíamos que el trabajo estaba muy desconectado”.


El que podía haber sido un período fatal en sus vidas se convirtió, de hecho, en toda una motivación. “En ese momento, Andrés necesitaba cubrir esa necesidad creativa y encontró una caja de restos de muñecas de porcelana con figuras rotas y viejas. Le atrajo mucho y con ellas realizó la primera serie de colgantes”, relata.


El éxito del concepto fue casi inmediato y, lo que apenas iba a ser “una venta especial para gente cercana”, se convirtió en el germen de la marca. Ocurrió, de hecho, cuando Gallardo propuso a Marina Casal, a la que conocía por temas laborales, unirse y crear una firma juntos.


“Cuando desarrollamos la marca, la idea era seguir con el mismo concepto”, recuerda Marina. “Nosotros no teníamos ninguna experiencia con la porcelana, con los procesos de creación ni con la joyería. Entonces, lo que hacíamos era todo experimental.

Pero sí que había una curiosidad por recuperar un legado artesanal para ofrecer un producto moderno y de vanguardia. Siempre, bajo la premisa del tiempo: el verdadero artífice de todo lo que merece la pena, desde una joya con personalidad propia a una cerveza tan preciada como Alhambra Reserva 1925.



De recolectores a modeladores

Más allá de galardones, como la distinción que los Premios IED concedió a ANDRESGALLARDO como ‘Mejor Proyecto de Joyería Contemporánea’ en 2018, el mayor valor de la firma ha sido el de reivindicar el tiempo, el proceso y el producto artesanal.


Teníamos claro que queríamos seguir unos estándares de calidad, lo que nos hizo ser muy exigentes. Al principio buscábamos figuras en anticuarios y tiendas, las cortábamos y las pulíamos para convertirlas en collares”, relata Marina. “Cuando comenzamos a ir a ferias, por ejemplo, a París, vimos que tenían buena acogida y nos dimos cuenta de que estábamos muy limitados”.

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Si bien en un principio la firma trabajaba con lo que encontraban en tiendas de antigüedades, Gallardo y Casal no tardaron en abrir su abanico a nuevas posibilidades. De hecho, es así cómo pasaron de ser recolectores de porcelana a trabajar mano a mano con modeladores. “Necesitábamos crear de cero, pero que las piezas tuviesen esa apariencia de roto, de viejo… Recurrimos a la ayuda de artesanos. Nos fuimos a Portugal, ya que teníamos experiencia laboral allí y hay bastante tradición porcelánica, y encontramos el que es ahora nuestro taller. Allí conocimos a Francisco, que es nuestro modelador, y desde entonces seguimos aprendiendo con él”, cuenta Marina.


Esta apertura a nuevas posibilidades no ha supuesto un cambio en la esencia de la marca. “La mayoría de las figuras de porcelana tradicional son figurativas. Muchas son de temática ‘flora y fauna’, y el resultado venía condicionado”, aclara Marina. “Cuando empezamos a reproducir, comenzamos manteniendo ese imaginario. Por ejemplo, para las manos de las muñecas de porcelana, aprovechamos la idea, pero hoy hacemos nuestras propias reproducciones con distintas formas”.

Portugal, el refugio al que escaparse

Confiesa Marina que es muy complicado quedarse con solo un episodio de todo el proceso de elaboración de las piezas. El abanico se ha abierto tanto que no solo elaboran collares, como en sus inicios, sino que en su taller se pueden encontrar ya todo tipo de joyas, objetos de decoración, broches o bolsos, en cuyo acabado emplean otros materiales nobles como el cuero, la cerámica o el cristal.


Sin embargo, sí que tiene claro que en Portugal, en el taller, es donde se produce uno de los momentos que más disfruta. “Portugal nos encanta. Nos ayuda a desconectar de las oficinas que tenemos en Madrid”, confiesa. “La parte creativa, la de imaginar cómo será cada pieza, me gusta mucho. Pero la parte productiva, en Portugal, donde modelamos mano a mano las piezas, creo que es mi favorita”.


 Son momentos de ensayo-error, como los que viven los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra para dar con el sabor perfecto, fruto de una fermentación lenta. En el caso de ANDRESGALLARDO, su maestro recibe el nombre de Francisco y es el pilar en el que se sustenta el proceso de modelado, tal y como detalla Marina. “A veces es frustrante, porque lo que tienes en la cabeza no sale adelante. Pero siempre contamos con él, que nos ayuda a sacar todo adelante”.

Sin calendarios, sin prisa

Obviar los ritmos de la moda es todo un reto cuando se trabaja un producto artesano como el de ANDRESGALLARDO. Explica Marina que en los primeros años tuvieron que ceñirse a los calendarios impuestos por la industria con el fin de ayudar a la comercialización de sus colecciones. “No deja de ser un calendario muy exigente y concertado”, aclara. “Desde hace unos años hasta ahora, hemos ido adaptándonos a nuestros propios tiempos. Es más, para los procesos de creación de la porcelana, los tiempos de la moda son muy justos, porque tenemos que hacer muchas pruebas”.


Ha sido la propia naturaleza de su actividad la que les ha hecho ralentizar el modo de trabajo y aventurarse a nadar a contracorriente. “La pandemia, que trastocó todo, nos dio el permiso de establecer nuestro propio ritmo y salir de esos circuitos. También nos ha ayudado habernos establecido como marca, lo que nos ofrece otro tipo de relación con los clientes”, indica Casal.

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Clientes que ahora se acercan a su tienda física, en Madrid, y son capaces de valorar el tiempo invertido en cada pieza. Algo similar a la experiencia de saborear todos los matices de Alhambra Reserva 1925 y desgranar todas las horas, días y semanas que ha experimentado su elaboración y embotellado. “Mucha gente, desde que abrimos nuestra tienda, nos dice que ya le fascinaban las piezas, pero que verlas en persona transmite mucho más que una venta online”, relata Marina, de forma anecdótica.


Todos los productos artesanales se ven reflejados en el tiempo que se dedica”, explica la diseñadora. Y el trabajo de ANDRESGALLARDO no es la excepción. “Lo primero que ves cuando conoces la marca es una imagen muy potente, porque tiene moda, diseño y estética. Pero cuando tienes ese producto en la mano, exploras los detalles y entiendes la dedicación que hay en cada pieza”.


Una prueba innegable de que no es más valioso lo que tiene un precio más alto, sino lo que más tiempo contiene en su acabado. Tanto si es una delicada pieza desarrollada con fragmentos de otras porcelanas, una joya concebida y moldeada por el ingenio más artesano, o una cerveza bien presente en los Momentos Alhambra, aquellos que sirven para degustar la vida y que se saborean sin prisa.


Pasa el tiempo y ese valor crece. No decrece”, concluye Marina Casal. Sin duda, la mejor lección que pueden transmitir dos auténticos Maestros del Tiempo como ellos.

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