Regresemos por un instante a los 90, la época dorada de los CDs.
Por Iñigo Lauzurica Martínez
Las bandas aprendían a jugar con la tecnología digital, potenciaban su lado más enigmático, encriptaban información y lanzaban guiños secretos a sus seguidores. En aquellos años era frecuente que, una vez terminado el tracklist, el contador digital siguiera avanzando y, tras un vacío más o menos largo, surgiera el ansiado hidden track, un huevo de Pascua para los fans. Había de todo: mensajes, canciones extravagantes, bromas, tomas descartadas… Si tiramos del hilo para descubrir el origen de los hidden tracks, al final del ovillo encontraremos, una vez más, a The Beatles sosteniendo un vinilo. Sí, la primera pista oculta de la historia fue ‘Her Majesty’, apareció al final del álbum ‘Abbey Road’y, nuevamente sí, llegó por puro accidente.
Londres, 1969. Un joven técnico de sonido trabajaba con las piezas cortas del disco ‘Abbey Road’, los 16 minutos que van desde ‘You Never Give Me Your Money’ hasta ‘The End’. La cuarta canción de la lista iba a ser ‘Her Majesty’, una tonadilla de 23 segundos, pero Paul McCartney decidió a última hora que no le encajaba con el ritmo y pidió al técnico que la eliminase. Las reglas del estudio indicaban que cualquier material editado debía colocarse al final de la mezcla, así que nuestro joven y obediente técnico dejó un hueco sin sonido de 20 segundos previo a la cancioncilla, depositó la cinta en la lata de masters y adjuntó una nota con indicaciones para el ingeniero de masterización. El azar quiso que aquel ingeniero no entendiera ni una palabra de lo que ponía en la nota y decidiera cortar el acetato tal cual estaba. El grupo estaba citado para escuchar el master definitivo al día siguiente y cuando al final de la grabación surgió ‘Her Majesty’ dieron un salto. Se miraron entre ellos, rieron, dirigieron la mirada al técnico y gritaron “¡sí!”. En palabras del artífice casual de todo aquello, “fue un accidente feliz y los Beatles amaban los accidentes felices”.
No era la primera vez que los de Liverpool innovaban en este sentido. Dos años antes, en el álbum ‘Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band’, aprovecharon el espacio físico del vinilo situado entre el último corte y la redonda etiqueta central, denominado ‘run out groove’, ‘ranura de salida’ o ‘cera muerta’, para grabar varias cosas: un silbido de 15 kHz que atraía a los perros y un extraño collage de sonidos de dos segundos de duración que permanecía en bucle hasta que se levantaba manualmente el brazo del tocadiscos, ya que el surco nunca alcanzaba la zona en la que se recoge de forma automática.
Ocultar información en los vinilos resultaba divertido, pero los CDs daban mucho más juego. El hueco disponible al final del disco permitía explayarse a gusto y esconder casi cualquier cosa. 10 minutos después de la última canción del disco ‘Nevermind’ de Nirvana aparece ‘Endless, Nameless’, un ejemplo más de la rabia de Kurt Cobain hecha distorsión que más tarde se regrabó como cara B del single ‘Come As You Are’. Otra muestra de creatividad escondida la encontramos al final del disco ‘Mutations’, de Beck, bajo el título de ’Diamond Bollocks’. Un viaje psicodélico del genio del lo-fi.
Otro artista con tendencia a esconder sorpresas al fondo de sus discos es Robbie Williams. En ‘Life Thru a Lens’ dedicó un afilado poema a cierta persona del pasado que no creyó en su potencial y en ‘I’ve Been Expecting You’ coló dos temas ocultos. Cuando llegó su tercer trabajo, ‘Sing When You Are Winning’, y los fans buscaron tras la última pista, escucharon la voz de Williams diciendo “no, I’m not doing one on this album”.
Green Day, Nine Inch Nails, Guns N’ Roses, Tool, Placebo, Deftones, Marilyn Manson… La lista de los artistas que alimentaron la fiebre de los hidden tracks durante los 90 es larguísima. Tal vez el cénit del fenómeno llegó en 1999, cuando la pista oculta de Lauryn Hill en la que versionaba el ‘Can’t Take My Eyes Off You’, de Frankie Valli, fue nominada al Grammy a la mejor voz pop femenina. El premio se lo acabó llevando Celine Dion por ‘My Heart Will Go On’, pero esa es otra historia…
Además del escondite al final del disco, existía otro lugar secreto al principio de algunos CDs denominado pregap o index 00. Para acceder, bastaba con poner el primer tema (en un reproductor de CDs, no en un ordenador) y pulsar el botón rewind. Tras esa puerta encontraremos ‘Ferocious Soul’, de Public Enemy, agazapada en la apertura del disco ‘Muse Sick-n-Hour Mess Age’, o el remix que 2ManyDj’s hizo de ‘Can´t Get You Out Of My Head’, de Kylie Minogue al comienzo del álbum ‘As Heard On Radio Soulwax Pt 2’ . Pulp aprovechó el pregap de ‘This Is Hardcore’ para añadir el sonido de unos platillos, Muse hizo lo propio con un poema de Tom Waits en ‘Hullabaloo Soundtrack’, Block Party escamoteó ‘Every Time Is The Last Time’ en su disco ‘Silent Alarm’ y Kanye West introdujo ‘Good Night’ en el arranque de ‘Graduation’.
Existen muchos ejemplos de pistas ocultas, pero probablemente el más impactante de todos ellos fue el realizado por Arcade Fire para su álbum ‘Reflektor’. En el pregap encontramos un montaje secreto de 10 minutos con extractos de todo el disco sonando hacia atrás. De manera complementaria y haciendo un guiño al título del álbum, aparece un reflejo en forma de hidden track al cierre del mismo, con sonidos extraños e igualmente en sentido inverso. Un marco completo y misterioso para una obra enormemente especial. Caer en la cuenta de que este hidden track surge justo tras el tema ‘Supersymmetry’ ya es el broche perfecto.
IMÁGENES | UNSPLASH
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