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Jakub J. Orlinski, el contratenor que se enamoró del breakdance
Canta como los ángeles y recorre el mundo junto a las orquestas de música clásica más prestigiosas. Sin embargo, detrás del prodigio de la ópera se encuentra un alter ego: se viste de b-boy y hace acrobacias de breakdance en las calles.
Tiene 33 años y un carisma digno de cualquier estrella internacional del pop. Claro que lo suyo no es la música moderna, sino los más destacados circuitos de música clásica, en los que Jakub J. Orlinski lleva años como cabeza de cartel.
La razón -está claro- es su angelical voz de contratenor, a la que no hay repertorio que se le resista. Pero también hay algo en él que cautiva y atrae, como es su forma de compaginar presente y pasado a través de su talento. Por el día ejercita su cuerpo con acrobacias imposibles de breakdance; por la noche, se viste de traje y recibe una oleada de aplausos desde auditorios y teatros repletos de público.
Entretanto, el contratenor relata sus giras y peripecias a través de sus redes sociales, que nada se parecen a las de un solista clásico convencional. Gracias a él, jóvenes de todo el mundo se están acercando por primera vez a géneros olvidados como la música barroca. Y Orlinski, que hoy prosigue su idilio con la danza urbana, la moda y la televisión, demuestra así que también un cantante de ópera puede convertirse hoy en todo un ‘it boy’.
Del auditorio al metaverso
Que un cantante de ópera acuda a las redes sociales para dar a conocer su talento no es ninguna novedad. Hasta los más grandes directores y solistas utilizan este medio como lo haría cualquier otro tipo de músico en la actualidad.
Sin embargo, el hecho de que un contratenor se haya convertido en todo un fenómeno en Instagram (con la peculiaridad que tiene de por sí su voz), sí que es de lo más inusual. Y es que el de Jakub J. Orlinski no es un género convencional, pues su timbre se corresponde con el espectro más agudo de las voces operísticas masculinas.
Es la razón por la que sus ‘falsetes’ al cantar recuerdan a la voz de un niño, lo que suele sorprender mucho a la audiencia menos habituada. Y en tiempos en los que el panorama clásico anda ansioso por generar nuevo público, la llegada de Orlinski ha sido como un soplo de aire fresco.
Natural de Polonia, Jakub Józef Orlinski comenzó su carrera de niño, como suele ocurrir con los grandes prodigios de la música. Ya de adolescente pasó a formar parte de un grupo vocal dedicado a la música del Renacimiento y, poco después, finalizó sus estudios en música clásica en Varsovia y, más tarde, en la prestigiosa Escuela Julliard de Nueva York.
A esto le siguieron un sinfín de galardones en concursos internacionales, conciertos en las capitales más importantes del mundo y varios álbumes de estudio. Y, además, una pasión oculta por el breakdance que a muchos haría tener el corazón dividido entre lo antiguo y lo moderno.
No es su caso, pues Orlinski lleva muy bien lo de ser miembro de la Academia de Ópera del Gran Teatro de Varsovia y, al mismo tiempo, presumir de crew como b-boy en el colectivo de breakdance Skill Fantastikz, de la misma ciudad.
Un referente (no tan clásico) de su tiempo
Jakub se pasea por todo el mundo contando sus aventuras sobre los escenarios, pero nada le obliga a ser fiel a la liturgia y protocolo que existe en los conciertos de música clásica. A veces cambia su clásico chaqué negro por un traje ceñido y estampado. Otras veces prosigue los conciertos sentado en el suelo y hace guiños al público para que sigan sus pequeñas bromas. E, incluso, en alguna ocasión regala al público alguna de sus acrobacias cuando el espectáculo operístico ofrece el contexto adecuado.
Pero es que Orlinski es todo personalidad en escena, tanto cuando canta a Haendel o Vivaldi, como cuando baila sobre el suelo de la calle. También cuando ejerce como modelo, pues han confiado en él prestigiosas marcas de ropa por su manera de conectar con las audiencias más dispares.
Incluso en tiempos donde el trap, el hip hop y la música electrónica marcan la tendencia, el contratenor se abre paso y consigue agotar las entradas en conciertos de música renacentista y barroca. La prueba de que la diversidad en la expresión artística tiene hoy más sentido que nunca, sobre todo cuando los creadores se atreven a romper moldes desde dentro.
Imágenes | Web y perfil de Facebook oficial de Jakub J. Orlinski
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