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Las musas que engrandecieron la música Las musas que engrandecieron la música

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Las musas que engrandecieron la música

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Inspiradoras de las artes y las ciencias, las nueve musas clásicas eran consideradas divinidades femeninas en la antigua Grecia. Nacidas a lo largo de nueve noches consecutivas de pasión entre Zeus y la titánida Mnemóside, formaban parte del séquito de Apolo y cantaban en las grandes ocasiones.

Por Iñigo Lauzurica Martínez

La primera vez que unieron sus voces, los dioses del Olimpo vencieron a los titanes y, a partir de ese momento, los hombres las veneraron. Su intervención, después de que el tiempo las transmutase en mujeres de carne y hueso, fue clave para que el mundo conociera piezas tan inolvidables dentro de la historia de la música como ‘Para Elisa’, ‘Woman’, ‘Layla’, ‘Sympathy for the Devil’ o ‘Walk on the wild side’.


Piezas inmortales que nacieron al calor de grandes pasiones, relaciones turbulentas o amores no correspondidos, como en el caso de ‘Para Elisa’, de Ludwig Van Beethoven. Una de sus composiciones más populares que no llegó a ver la luz hasta varias décadas después de su muerte, acaecida en 1827. Beethoven ideó esta bagatela para piano en 1810, inspirado en el amor que sentía por su alumna Therese Malfatti. Aunque él le declaró abiertamente sus sentimientos, ella acabó contrayendo nupcias con un banquero y la pieza cayó en el olvido hasta 1867, fecha en la que el experto Ludwig Nohl descubrió la partitura en un viejo paquete propiedad de la familia Malfatti. El manuscrito se encontraba en muy mal estado y parte del mismo resultaba ilegible, de manera que el ‘Para Theresse’ original acabó pasando a la posteridad como ‘Para Elisa’. 



Tan admirada como odiada, Yoko Ono se ganó por méritos propios formar parte de la historia y la leyenda de The Beatles hasta el punto de que muchos la consideran la principal responsable de su disolución. Emblema del arte conceptual japonés e integrante del colectivo Fluxus, llegó a la vida de John Lennon en 1966, cuando él aún estaba casado con Cinthya Powell y ella con el productor cinematográfico Anthony Cox. Coincidieron en la galería de arte Indica Gallery de Londres y el amor estalló de forma descontrolada. Se divorciaron de sus respectivas parejas, contrajeron nupcias en 1969 en Gibraltar y el resto… Es historia. “En cierta manera ambos arruinamos nuestras carreras por estar juntos”, llegó a declarar Ono al echar la vista atrás. En cualquier caso, tras la desaparición de The Beatles, Ono formó parte destacada de la trayectoria de Lennon como solista, que arrancó en 1970 con el álbum ‘John Lennon/Plastic Ono Band’ y que alcanzaría cotas insospechadas en trabajos como ‘Imagine’ (1971) o ‘Double Fantasy’ (1980), donde figura la deliciosa ‘Woman’ dedicada a Ono.


‘Layla’, la extraordinaria canción de Eric Clapton, bien podría haberse titulado ‘Pattie’, ya que en realidad fue la modelo y actriz Pattie Boyd quien consumía los pensamientos de ‘Manolenta’ cuando la compuso. Clapton estuvo enamorado de ella desde que la joven tenía 17 años, pero había un problema que complicaba su relación: ella se había casado con su gran amigo George Harrison, guitarrista de The Beatles. El título del tema conecta con ‘La Historia de Layla y Majnun’, un antiguo poema persa que narraba las vicisitudes de una princesa obligada por su padre a casarse con un hombre distinto al joven que ella amaba. Obsesionado, el guitarrista nunca dejó de profesar su amor por ella hasta que Boyd se divorció de Harrison en 1977 y se casó con él en 1979, pero para aquél entonces ‘Slowhand’ ya no era la persona que ella había conocido tiempo atrás. Tras atravesar un infierno de drogas y crisis emocionales, Clapton se había convertido, según la propia Boyd en un ser ‘abominable’ y, tras años de enfrentamientos y sonadas disputas, la pareja acabó divorciándose en 1989.


La actriz y modelo Anita Pallenberg se erigió en pieza fundamental en la evolución de The Rolling Stones desde que entró en contacto con la banda en el backstage durante un concierto en Munich. Impresionó profundamente a Brian Jones, quien atravesaba una profunda crisis emocional, y se hicieron inseparables, aunque su poderosa personalidad acabó calando hondo en el resto del grupo. Aficionada a la magia negra, contagió sus inclinaciones al resto de los músicos, que abrazaron sin dudarlo aquella vertiente oscura. Sustituyeron sus trajes y corbatas por vestimentas bohemias y extravagantes, adoptaron una pose salvaje y dejaron que sus melenas crecieran. La transformación también afectó al plano musical, dando lugar a temas tan característicos como ‘Sympathy for the Devil’, donde Pallenberg y Marianne Faithfull, por aquel entonces pareja de Mick Jagger, participaban en los coros. Tras un convulso viaje a Tánger, durante el cual Jones y la modelo protagonizaron diversos episodios violentos, la pareja rompió y Pallenberg inició una relación con Keith Richards durante el viaje de regreso a UK. Aquello sumió a Jones en una profunda depresión y, poco después, ya apartado de la banda, su cuerpo fue hallado sin vida en la piscina de su mansión. “En 1967 los Rolling Stones eran unos chicos guapos. En 1972 eran unos leones. Dios bendiga a Anita Pallenberg”, resumió Courtney Love, líder de Hole y viuda de Kurt Cobain, rememorando su legado.


Holly, la chica que llegó desde Miami haciendo autostop, se quitó las cejas, se depiló las piernas y pasó de ser él a ella en el ‘Walk on the Wild Side’ de Lou Reed, se llamaba Holly Woodlawn. Participante en las revueltas de Stonewall, epicentro del movimiento LGTBI en 1969, había nacido con el nombre de Haroldo Santiago en Puerto Rico. Se fugó de casa a los 15 años, adoptó el nombre de la protagonista de ‘Desayuno con Diamantes’ de Truman Capote y no dejó de moverse por Nueva York hasta que su talento para la interpretación se vio reconocido. Participó en la obra ‘Glamour, Glory and Gold: The Life and Legend of Nola Noonan, Goddess and Star’ junto a Robert de Niro, se convirtió en una de las musas transgénero de Andy Warhol, aseguró haber tenido una cita con Jim Morrison e hizo un papelito en ‘Trash’, la película de Paul Morrissey. Cuando George Cukor, el gran director, la vio en la gran pantalla, pidió a la Academia de Hollywood que la nominara como mejor actriz. Lamentablemente, llegó a odiar la canción de Reed por entender que resumía su existencia en una colección de clichés que la reducían al absurdo.


Pero no todas las historias de musas han tenido finales agridulces. Si escuchamos con atención ‘Just Like Heaven’ de The Cure, publicada en 1987 como parte de su LP ‘Kiss me, kiss me, kiss me’, resulta evidente que la composición se adentra de lleno en el terreno de lo personal. Robert Smith se la dedicó a Mary Poole, su novia de aquellos años, a la que había conocido en el colegio con 13 años y con la que acabaría casándose justo un año después de que aquella canción, su canción, viera la luz. En el caso del insigne Kiko Veneno, la inspiración a la hora de componer ‘Lobo López’, de su exitoso álbum ‘Échate un Cantecito’ (1992), le llegó de la mano de su mujer, Ana. Según él mismo indicó en una ocasión, cuenta la historia de cómo logró conquistar el corazón de su esposa, aunque este no es el único tema que le ha inspirado. ‘Mi Morena’, del disco ‘El Hombre Invisible’ (2005) también está dedicado a la mujer que le ha acompañado en su carrera “desde el primer disco”. 


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