El otoño nos regala tres de sus primeros manjares, a todo color y con recetas que exploran todos sus matices y posibilidades.
Por Esther Morales
Todas las estaciones del año son una muestra del regalo que nos hace la naturaleza, de su poder para alterarlo todo y de lo supeditados que estamos los humanos a sus repentinos cambios. Así, por ejemplo, con las primeras lluvias de otoño y con las hojas secas que visten ahora nuestro entorno, cambian también nuestras preferencias, nuestros planes de ocio y hasta nuestro humor.
Por mucho que queramos vivir al margen, estamos completamente conectados a estos caprichos estacionales. Los experimentamos cada vez que emulamos a los colores ocres, amarillos y canelas en nuestra vestimenta, cuando salimos a descubrir los bosques en una de las épocas más bonitas del año o cuando demandamos todos esos productos -emblemas del otoño- que llenan nuestros platos de variedad, sabor y del característico tono naranja que encontraremos en muchos de ellos.
Auténticos manjares que, desde el equinoccio, dan el pistoletazo de salida a los días de guisos, de postres calientes o de variedades más complejas de Cervezas Alhambra, que los maestros cerveceros han creado con cuidado y esmero para poder maridar este tipo de platos. Dejamos que nuestra cesta de la compra se inunde de naranja con estas propuestas de octubre, que van desde las frutas y verduras más clásicas hasta uno de los mariscos más preciados.
Calabaza, el endulzante natural
Su característico color es el responsable de todo el imaginario de Halloween, la festividad de origen anglosajón de la que más se habla durante el mes de octubre. No obstante, España tiene una larga tradición en torno al uso de la calabaza para su gastronomía, sobre todo para reconfortantes cremas -que podemos maridar con el interesante sabor de Alhambra Reserva Roja-, pero también como endulzante natural en muchos postres, donde se incorpora a modo de mermelada o puré.
Por regla general, en las fruterías locales encontraremos la calabaza alargada, a veces verde por fuera y con una piel jaspeada muy similar a la del melón. Por cierto, más allá de las historias de brujas, esta verdura tampoco está libre de superstición, pues en algunas regiones de campo se dice que no es bueno señalarla cuando está en la planta porque terminará por separarse y pudrirse. Una creencia popular con muy poca evidencia científica y que sigue llenando de misterio este producto tan icónico.
Mejillones: vida más allá de la conserva
Su concha de color negro es el envoltorio que cubre esta sorpresa de los mares, que crece de forma natural en zonas rocosas. Como tantos otros mariscos, el mejillón es una delicia llena de sabor en sí mismo, por lo que es recomendable ser muy conservadores en su preparación. Aunque las versiones a la marinera y en escabeche que encontramos en conserva son muy interesantes, octubre es un mes estupendo para adquirirlos frescos y jugar con sus posibilidades.
Al limón, como ya enseñamos a elaborar en esta receta, son un acompañamiento estupendo para Las Numeradas de Cervezas Alhambra criada en Barrica de Amontillado. También puede funcionar con otro plato mítico, como los moules-frites belgas, que no son otra cosa que mejillones al vapor combinados con patatas fritas. Un plato muy sencillo de elaborar, que ganará aún más con este maridaje repleto de aromas complejos y maltas de altísima calidad.
Caqui, el fruto del palosanto
Poco se sabe sobre este fruto que todos los meses de octubre llena la sección de frutería de los supermercados. Una temporada que se alarga durante meses y que coincide con otros clásicos naranjas, como las mandarinas y clementinas. En nuestro país, su cultivo se concentra en Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana, aunque su origen es chino y el árbol del que surge no es otro que el palosanto, un espécimen lleno de espiritualidad en culturas de todo el mundo.
El caqui maduro es muy sabroso, pero puede resultar bastante astringente si lo comemos antes de tiempo. En este caso, los más impacientes prefieren decantarse por su hermano el persimón, de carne más firme y muy agradable en boca. Comerlo en crudo es siempre la mejor alternativa, pero también se puede usar como el ingrediente principal para hacer un flan saludable con cacao en polvo, que triunfa en los recetarios más virales.
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