Para apreciar la vida en su esplendor hay que reservar tiempo. Lo mismo ocurre con Alhambra Reserva Roja, inspirada en las 'bock' tradicionales: una cerveza que nos descubre sus matices cuando la disfrutamos sin prisa.
Por Pablo Vinuesa
En un mundo que marcha a toda velocidad, reservar tiempo para dedicarlo a disfrutar de lo sencillo es casi un acto revolucionario. Pero es así, sin prisa, como se saborea la vida en su esplendor, como degustamos los matices que se esconden en lo cotidiano, como una charla entre amigos regada con una cerveza con personalidad como Alhambra Reserva Roja. Eso es, precisamente, lo que nos invita a hacer esta variedad: reservar tiempo para degustarla y, así, apreciar sus aromas, sus toques tostados, su inconfundible carácter.
Esta cerveza es fruto de una fermentación larga y reposada, del trabajo sin prisa de los maestros cerveceros que, inspirados por el saber hacer artesanal, dedican a la elaboración de Alhambra Reserva Roja todo el tiempo necesario, prestando atención a cada fase del proceso para que el resultado sea ese líquido rojizo con el que brindamos en los momentos en los que nos quedaríamos a vivir.
Los muros rojos de la Alcazaba como inspiración y embrujo
Sería imposible pensar en Granada sin su Alhambra, imaginar a la ciudad nazarí sin el embrujo de su silueta, que nos hace evocar el ayer, hoy y mañana de un lugar mágico que ha resultado inspirador durante siglos. Es un legado siempre presente en Cervezas Alhambra desde su fundación, hace ya casi cien años, en 1925.
Y, al igual que la inimitable trama que decora el tapón de sus botellas remite a los atemporales diseños de los azulejos granadinos que visten palacios, casas y calles, hay otro rasgo monumental de la ciudad que tiene un reflejo directo en Alhambra Reserva Roja. Uno que le aporta una identidad característica y la hace destacar de un solo vistazo.
Son los muros rojos de la Alcazaba, protagonistas de infinitos ensueños de creadores, artistas y viajeros; un color singular, asociado para siempre a la esencia de esta tierra. Esos tonos están tatuados en la silueta de la Alhambra Reserva Roja, en su excepcional líquido de color cobrizo, en la complejidad de sus aromas y en su sutileza extraordinaria en paladar.
Dando tiempo al tiempo
Estos matices, su intensidad y su espuma tostada, cremosa, densa y con reflejos bronceados que caracterizan a Alhambra Reserva Roja solo se pueden alcanzar si a su elaboración se le aportan dedicación, cuidado y tiempo. Un proceso en el cual los maestros de Cervezas Alhambra abandonan toda prisa hasta lograr una cerveza única, que invita a reservar tiempo para disfrutarla.
Inspirada en las cervezas bock alemanas, para elaborar Alhambra Reserva Roja se utilizan maltas con un tueste mayor, responsable de la variedad de sus aromas y su tonalidad, tan especial. Los matices se desvelan poco a poco en el paladar, como reflejo de una fermentación larga y reposada. Y es que esta es una cerveza pensada para momentos especiales, capaz de desafiar nuestros sentidos. Requiere de tiempo para poder ser saboreada en su complejidad. Compleja, sutil y delicada, Alhambra Reserva Roja es una cerveza de ‘trago lento’.
Momentos especiales que se degustan sin prisa
Disfrutar de una conversación interesante. Descubrir algo nuevo o a una persona, antes desconocida, capaz de inspirarnos. Transformar un momento fugaz en un momento singular, único, que quede grabado en nuestra retina y recordemos para siempre. Para vivir experiencias significativas, para disfrutar sin prisa, hay que reservar tiempo.
También hay que reservarlo para brindar con Alhambra Reserva Roja, pensada para acompañarnos en los momentos especiales, sea con nuestra compañía favorita o con la quietud y conexión que aportan los instantes de calidad con nosotros mismos. En casa, pero también en nuestro bar favorito (ese que ya es un refugio), esta cerveza marida a la perfección con carnes rojas, quesos curados o platos de sabores potentes y, por qué no, de influencia asiática.
Compartir