Maestros del tiempo
La provincia de Cádiz propone mucho más que playas y buena gastronomía. Ya bien conocida por la milenaria Cádiz o la majestuosa Jerez de la Frontera, una ruta por su Sierra nos descubrirá lugares de tanto encanto como Arcos de la Frontera, Olvera, Setenil de las Bodegas o Zahara de la Sierra.
Por Pablo Vinuesa
Practicar el senderismo entre un verdor inesperado, descubrir castillos de herencia nazarí y transitar sendas romanas, degustar platos típicos o refrescarse en embalses y pantanos. Son algunos de los sugerentes planes para una escapada otoñal a la Sierra de Cádiz, que conjuga naturaleza, cultura, gastronomía y patrimonio en solo unos pocos kilómetros.
Una ruta que invita a disfrutar del paisaje y del entorno sin prisa, saboreando cada instante, como nos invita a hacer la filosofía de Cervezas Alhambra. Dando tiempo al tiempo para disfrutar de todo lo que esta zona tiene que ofrecer, cultural y gastronómicamente hablando.
Los pueblos blancos de Cádiz, una ruta otoñal de ensueño
La provincia de Cádiz esconde joyas. Se ha escrito mucho sobre la belleza portuaria de su capital, la calidez de ‘los Puertos’ a lo largo de la Bahía o las pintorescas tabernas de Sanlúcar de Barrameda. Pero quizás no tanto de otras zonas de su costa, que esconde museos en plena naturaleza, o su sierra, por la cual discurren hasta diecinueve pueblos blancos de casas encaladas y fragancias puramente andaluzas.
Unos kilómetros de carreteras reviradas nos descubren municipios con encanto en una ruta que comienza por las sinuosas callejuelas de Arcos de la Frontera, hasta sus espectaculares miradores. Prosigue hacia el norte por Bornos, a orillas de un embalse, Algodonales, a los pies de la Sierra de Líjar, u Olvera, Conjunto Histórico-Artístico. Misma consideración que Setenil de las Bodegas, un “sobresalto geológico”, en palabras de Caballero Bonald.
Zahara de la Sierra y su inconfundible silueta
Hacia el sur encontramos localidades de aromas serranos como El Bosque, Ubrique o Benaocaz, en un emplazamiento único como el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Y también sobrecoge la silueta de Zahara de la Sierra sobre una colina, coronada por un castillo medieval y con vistas a un embalse sobre el cual el atardecer asombra. De Alcalá del Valle a Algar, pasando por Villamartín o Villaluenga del Rosario, no hay punto del mapa que no merezca una parada.
Un espectacular patrimonio histórico
Una ruta por los castillos de la zona nos descubre un patrimonio inigualable. Los hay con consideración de ‘Bien de Interés Cultural’ (BIC) como el de Arcos, ubicado en pleno casco histórico, o el de Torre-Alháquime, de estilo nazarí como el de Zahara de la Sierra. El de Fatetar, en Espera, fue mandado a construir por Abderraman III en el año 914 y el de Benaocaz se sitúa en la cima de un cerro, sobre el río Tavizna.
Se está impulsando la recuperación y puesta en valor de su arqueología, ya que aunque las primeras poblaciones se remonten al neolítico, la Sierra también albergó a íberos, romanos y musulmanes. Se aconseja la visita a sitios como el dolmen de Alberite, los poblados romanos de Iptuci (Prado del Rey) u Ocuri (Ubrique), o los yacimientos de Carissa Aurelia y la Sierra de Aznar.
Deportes en la naturaleza, el mejor escenario
El senderismo y otras actividades de turismo activo tienen un marco incomparable en la ‘Vía Verde de la Sierra’, antiguo trazado ferroviario recuperado para hacer transitables 36,5 kilómetros entre Puerto Serrano y Olvera. Considerada en 2009 como la mejor Vía Verde de toda Europa, resulta un itinerario ecoturístico perfecto para recorrer a pie, en bicicleta, a caballo o incluso en burro, disfrutando de la naturaleza sin prisa.
Los pueblos blancos, emblema de la provincia de Cádiz
Hay mucho más. En los embalses de Arcos, Bornos o Zahara - El Gastor podremos practicar deportes acuáticos o relajarnos en sus ‘playitas’. Los más valientes sabrán que Algodonales es un destino clásico para aficionados al parapente, el ala delta y el vuelo libre. Y si queremos conjugar actividad física con un toque romántico, la ‘Ruta de los Bandoleros’, que discurre entre cortijos, casas de campo y bosques de encinas y alcornoques, es una opción perfecta.
Oficios antiguos que se reivindican en la zona
La fama de la marroquinería en Ubrique trasciende nuestras fronteras, encontrando hueco en boutiques de medio mundo. Para comprender cómo su artesanía ha alcanzado tal estatus, es obligatoria una visita a sus más de veinticinco talleres artesanales y a su famoso Museo de la Piel. Otra localidad que presume de oficios con historia es Grazalema, que alberga la fábrica textil más antigua de España, cuyo principal producto es la manta de elaboración artesanal.
La deliciosa gastronomía de la Sierra de Cádiz
Si tuviéramos que subrayar solo dos aspectos dentro de la vasta y apetitosa gastronomía de la Sierra, el primero tendría que ser el aceite de oliva virgen extra, joya que ostenta Denominación de Origen propia. Y el otro, sin duda, el queso de una cabra autóctona, la payoya. Ha sido premiado a nivel nacional e internacional y se presenta en distintas variedades, todas ellas deliciosas, como ecológico, curado en aceite, al pimentón o ‘emborrao’, perfectas para acompañar con Alhambra Reserva 1925.
Hay también diversos platos típicos de la zona, como la alboronía, el lomo en manteca, el pollo de campo o las tagarninas, ideales para maridar con el sabor único de una lager como Alhambra Singular. Otras opciones son las ‘piruletas’ de lechal de Ubrique o la ‘zopa’ de tomate de Villamartín. Por supuesto, utilizando para acompañar estas elaboraciones hasta nuestra boca un buen ‘currusco’ de pan de pueblo, cuya elaboración podemos aprender en talleres artesanales.
Compartir