Maestros del tiempo
De la paella al arroz con cosas. El verano de Levante es la excusa para rendirnos ante su tradición arrocera y sus infinitas recetas autóctonas.
Por Esther Morales
Tener apellido es como tener un trozo de historia familiar. Detrás de él se encuentra el origen, la cuna y lo que diferencia a cada persona. Pero también esa etiqueta que llevamos con orgullo sobre nuestro pasado y presente.
Una etiqueta que puede decir mucho sobre nosotros sin ser necesariamente física. Como ocurre con Alhambra Reserva 1925, que con una icónica botella y un sabor inigualable, es capaz de relatar casi cien años de historia en torno a la dedicación y el buen hacer sin prisa. O con esos alimentos que se apellidan como su lugar de origen, como la fabada asturiana o las migas manchegas.
Pero si hay una receta con apellido propio es la recurrente paella valenciana, uno de los símbolos internacionales de la gastronomía española. Su fórmula es el culmen de una tradición arrocera que invade cada rincón de Levante y que, cada verano, nos invita a disfrutar sus diferentes sabores y variantes con vistas al mar. Toda una experiencia veraniega que hay que saborear.
Levante y el arroz, una relación única
Aunque el arroz ha sido siempre el alimento más consumido del mundo, son necesarias una serie de condiciones para que su cultivo llegue a buen puerto. Estas son habituales en buena parte de Asia, donde las fuertes lluvias, la humedad ambiental y las altas temperaturas son ideales para el desarrollo de esta planta cereal.
Durante muchos años, los arrozales de Valencia fueron los únicos que ofrecían esta plantación en Europa. De hecho, como en el caso de tantos otros cultivos españoles, su llegada hasta nuestro territorio se produjo a través de los árabes, que encontraron en la Albufera y sus alrededores una tierra casi virgen y especialmente fértil.
Desde entonces, en la comunidad se han desarrollado multitud de especies de arroz autóctonas, aunque las más conocidas reciben el nombre de bahía, albufera y bomba. Las tres con características muy similares, de grano corto y alta absorción, lo que las hace perfectas para la elaboración de las recetas locales que despiertan el paladar cada verano.
Arroz, verano y la luz del Mediterráneo
Caldoso, seco, meloso, al horno, con pescado, con carne, con marisco o, incluso, con caracoles. Los valencianos llevan años haciendo una importante labor de divulgación para que España al completo sepa diferenciar la paella del llamado ‘arroz con cosas’. Pero eso no significa que una elaboración sea mejor que otra. Al contrario, su amplísimo repertorio de recetas es una excusa para perderse entre diferentes sabores y acabados este verano.
Arroz bomba, pollo, conejo, judías verdes planas, garrofó, caracoles y -si queremos-, alcachofa, son los ingredientes básicos de la paella valenciana, que ya ha sido reconocida como Bien de Interés Cultural Inmaterial. Una delicia que homenajea por completo a los productos de la tierra y que combina a la perfección con los matices afrutados y el amargor equilibrado de Alhambra Reserva 1925.
Pero en Levante hay muchas alternativas para arroceras que merece la pena degustar. Otra de las grandes referencias es el arroz a banda, el clásico de los veranos alicantinos, con un exquisito sabor a pescado y a sus tradicionales galeras, que elevan este plato con un delicioso marisco de temporada. De hecho, no es muy difícil recrearlo desde casa, sobre todo si aprendemos a dominar el arte del buen arroz desde el Mirador de Cervezas Alhambra.
Y es que el Mediterráneo, su luz y sus productos parecen haber hecho mella en la inspiración para los arroces de verano. Como ocurre con la paella de boquerones y espinacas de Benidorm o con el famoso arroz negro, que toma su característico color gracias a la tinta de calamar. Su acabado es seco, por lo que normalmente llega a la mesa dentro de una paella, donde el arroz se presenta en una capa muy fina.
Lo podemos combinar con un maridaje muy veraniego, el de Alhambra Radler, una fusión muy fresca y equilibrada que combina Alhambra Singular con un toque de zumo de limón. La elección ideal para dar un punto de acidez a la sucesión de sabores y refrescarnos frente a las altas temperaturas de Levante.
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