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Por María José Amengual
La salsa de tomate es una de las elaboraciones básicas que no puede faltar en nuestra despensa, pues no solo sirve para condimentar, sino también para tomar con un poco de pan y aceite o en diversos canapés. Asimismo, puede usarse como ingrediente en muchos otros platos.
Como preparación fundamental de todo recetario, requiere de ciertos consejos expertos para elaborarla y ahora, en verano, cuando los tomates están en su esplendor, es el momento perfecto para aprender y ponerlos en práctica.
Para los más previsores, vale la pena hacer el ejercicio de confitar el tomate para conseguir un resultado perfecto y preparar una mayor cantidad. La conserva de tomate puede realizarse ahora aprovechando la calidad de esta hortaliza y congelarse o guardarse en botes para disfrutarla durante las próximas semanas o meses.
Lo que sí debemos tener en cuenta antes de empezar es que necesitamos tiempo para lograr extraer todo el sabor de los tomates, al igual que los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra saben que hay que poner cuidado e intención en cada detalle para conseguir dar con un resultado único.
Aunque el verano es la estación de los tomates y es en ella cuando encontramos los mejores ejemplares, se trata de un ingrediente con una acidez natural que podemos intentar contrarrestar, si es necesario, añadiendo un poco de azúcar a la salsa. Servida con pan tostado será un aperitivo delicioso, por lo que un consejo de cocinillas es espolvorearla con un poco de orégano si nos gustan los toques refrescantes.
Para maridar la salsa de tomate, la opción idónea es Alhambra Reserva Roja, una cerveza de trago lento, potente y voluptuosa gracias a su evidente y muy agradable nota de alcohol, que despliega sus matices poco a poco. Una variedad que nos atrapa, sobre todo, gracias a la deliciosa combinación de los sabores ácidos del tomate con su acidez natural.
En cualquier recetario, el tomate es uno de los ingredientes esenciales, pues está presente en muchos platos. Como hay múltiples variedades de tomate, es importante conocerlas para escoger la más adecuada según la receta que queramos preparar, y es que la piel, la textura de la carne, la acidez o la cantidad de semillas influyen en el resultado final de nuestra elaboración.
1. Ensaladas. El tomate en rama es una variedad perfecta para degustar cruda, se vende en racimos y no suele ser demasiado grande. De color rojo vivo, aguanta bien el transporte y se conserva durante días en nuestra despensa. El sabor es ligeramente agridulce y, si ha madurado correctamente, antes de la recolección es muy aromático. El kumato es también un tomate ideal para preparar una ensalada: es redondo, pequeño y de color entre marrón y verde oscuro. Su sabor es dulce e intenso y tiene la piel muy fina, por lo que se conserva poco tiempo: conviene consumirlo cuanto antes.
2. Salsas. La variedad de tomate pera es muy adecuada para elaborar salsas o gazpachos. Podemos encontrarlo en racimos o suelto y también es la variedad que puede adquirirse en lata. Tiene la piel lisa y fina, mucha carne y pocas semillas. El sabor es ligeramente ácido y resulta muy aromático.
3. Tartas. Los tomates cherry, por su tamaño y la dulzura de su carne, quedan estupendos para elaborar una tarta salada, tan deliciosas para la época estival. Aunque podemos encontrar tomates cherry de varias formas y colores, los clásicos son de color rojo intenso: combinándolos conseguiremos recetas muy coloridas y vistosas.
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